HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Juan Carlos Bataller 166 Victoria pasaba largo los 70 años. Había nacido el 8 de septiembre de 1906. Su último cargo había sido ministro de Economía del gobierno del ingeniero José Augusto López. Con el ingeniero me unía no sólo una vieja amistad sino también la mi- litancia en el desarrollismo. Gran amigo de Arturo Frondizi, durante su gestión al frente de Consejo de Reconstrucción tuvo acceso directo al presidente. Y esta fue una de las razones por la cual San Juan tiene el auditorio que es nuestro orgullo. ● ● ● Aquella noche hablamos de comidas –era un excelente cocinero-, de vinos ( “San juan no tiene vinos de calidad”, comentó con su brutal sin- ceridad), de la provincia y de la cultura, mientras me explicaba que la exquisita carne que estábamos saboreando tenía tres horas de horno. La música era la gran pasión del ingeniero. Y no hacía concesiones en el momento de opinar. Podía juzgar muy duramente a un director de coros y a los pocos minutos destacar el trabajo del director de la or- questa. Pero su forma contundente de opinar y su estructura mental in- genieril (Sí, los ingenieros tienen una forma distinta de plantear los temas a los hombres que se formaron en la medicina o el derecho, por mencionar otras profesiones) tal vez lo hacía aparecer como hosco. Pero quienes lo conocíamos de muchos años podemos dar fe de la sensibili- dad y hasta diría la ternura que encerraba en su magro físico Juan Vic- toria. ● ● ● Tras charlar algunos minutos con Victoria, uno rápidamente advertía que San Juan no estaba preparada para aceptar el vuelo de este hombre que habría sido una persona de consulta ineludible en sociedades más avanzadas. Si bien el nombre de Juan Victoria está ligado a la música y el auditorio, debemos decir que sus ideas abrevaron en distintos campos. Le doy al- gunos ejemplos: • Victoria sostenía que San Juan era un lugar óptimo para el engorde de animales y la industrialización de carnes con destino a la exportación.
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