HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER

Juan Carlos Bataller 170 dieron un museo de Bellas Artes o un Teatro de Bicentenario que son orgullo de todos, aunque se los haya terminado medio siglo después. ● ● ● Se imagina lo que fue en el ambiente hostil de San Juan cuando se dijo que el auditorio tendría una construcción única en Sudamérica por sus carac- terísticas acústicas, y comparable a las mejores salas de concierto del mundo, como el Royal Festival Hall de Londres y la Filarmónica de Berlín. -¡Por qué no hacen viviendas para los pobres!-, decían no pocos polí- ticos. Se imagina las opiniones cuando Victoria proyectaba una unidad arqui- tectónica de 10 mil metros cuadrados de superficie cubierta, rodeada por amplios jardines y hasta un anfiteatro o teatro griego, con una ca- pacidad para 600 personas distribuidas en gradas? Mientras otras gobernaciones hacían un estadio cubierto con dos pare- des ciegas y sin lugar para estacionamiento él preveía jardines y amplias playas. ● ● ● Los amantes de casas o escuelas en lugar de una obra para pocos se que- jaban de las aulas de la escuela de música y la Sala de Conciertos rode- ada por un gran recinto de 2.000 metros cuadrados, dividido en Foyer norte y sur, destinados a la realización de exposiciones de pintura, es- cultura y otras actividades culturales. ¿Cómo iban a entender que el auditorio estuviera incorporado en éste como una especie de caja sin vinculación con las paredes del exterior? Era en vano que explicara que teniendo en cuenta su finalidad - la pro- ducción de música sinfónica y vocal - se determinaron las dimensiones y forma que debía tener este recinto ● ● ● A medida que se conocían detalles de la obra crecía la indignación de los sectores retrógrados. “ Cómo puede ser que las puertas de ingreso sean construidas de madera de incienso, que la antesala esté orna- mentada con un cortinado de terciopelo y que el alfombrado de los

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