HISTORIAS CONTADAS CON DOS DEDOS - JUAN CARLOS BATALLER
Historias contadas con 2 dedos 179 rístico? —Yo siempre soy optimista. Si sin hacer nada crece cada año el número de visitantes extranjeros... ¿te imaginas cuando se hagan las in- versiones necesarias? William sonrió y dijo: —Pero hoy no vengo a hablar de ischigualasto. te quiero anticipar que dentro de unos meses me voy de San juan. —¿Pero volverás? —hace 33 años que estoy ligado a ischigualasto. Y ya se me hace im- posible ir por mi estado físico. Con mi mujer vamos a radicarnos en los estados Unidos y veremos si se encuentra algo que pueda devol- verme la movilidad que rápidamente estoy perdiendo. ● ● ● e l anuncio me tomó de sorpresa. De pronto, aquella canción de Alberto Cortez, Cuando un amigo se va , adquiría un significado mucho más profundo. Pero William me tenía reservada otra sorpresa. —recuerdas aquella noche en Los angeles cuando me preguntaste qué no había hecho y te contesté que algún día te contaría. —Sí, claro que me acuerdo. —bueno, la respuesta está en estas hojas. Y Sill me pasó un paquete en papel madera atado con una piola. —¿Puedo abrirlo? —Sí, por supuesto. Pero el contenido sólo podrás divulgarlo después que yo muera. No quiero ser parte de juicios ni investigaciones. ● ● ● Abrí el paquete y había 30 hojas manuscritas en inglés, con un título muy sugestivo “journal of the military dictatorship – 1.976—1979” —¿Y esto? —¿Viste la película “La lista de Schindler”? —Sí, claro que la vi. —bien, yo he sido una especie de Schindler en San juan durante los peores años de la dictadura. Pude ayudar a que muchos jóvenes, al- gunos alumnos míos, se salvaran de una muerte segura. de aquellos
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